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Ikigai

Descubrir tu propósito no es pasarte la vida buscando afuera para encontrar aquello que crees que es para ti y que te va a hacer feliz. Tu propósito está dentro de ti y por eso te propongo que hagas el ejercicio de sentarte a observar, escucharte y mirar hacia dentro. No se trata de encontrar EL propósito, sino de vivir TU propósito desde dentro.

Las herramientas que proponen Héctor García y Francesc Miralles en su método Ikigai, te pueden ayudar a llevar a cabo este ejercicio de mirar hacia dentro, en tu interior. En este artículo, he escogido algunas de estas herramientas para que te sirvan de guía en esa mirada hacia el interior.

Este ejercicio lo puedes hacer tanto a nivel personal como profesional. Yo voy a centrarme en el nivel profesional, pues te puedes encontrar que, dada la situación actual, estés replanteándote cómo inviertes tu tiempo y energía en el trabajo.

El método Ikigai está basado en cuatro círculos y hay diferentes ejercicios para poder definir cada círculo. Voy a comentar un ejercicio por cada círculo, a modo de inspiración.

SUEÑO

Lo que amas.

Un buenísimo punto de partida es el de los sueños: con nuestra pasión, con aquellas cosas que nos inspiran y que amamos.

¿Qué es aquello que te encanta hacer?

Si no sabes identificar tu pasión, a través de lo que no te gusta llegarás a lo que te gusta. Coge un papel y haz una lista de todas aquellas tareas de tu trabajo que no te gustan y por qué no te gustan. Cuando la tengas hecha, identifica el denominador común de esas tareas.

Después haz una lista de todo aquello que sí te gusta y busca también el denominador común.

A continuación, anota el tiempo que inviertes en las dos columnas y observa. ¿A qué le estás dedicando tu tiempo y tu energía?

 TUS TALENTOS

En lo que eres bueno, Feedback. 

Tus talentos son aquellas cualidades y habilidades que traes por naturaleza, que son innatas. Sin embargo, hay algunas que irás aprendiendo por el camino de la vida.

A mucha gente le cuesta detectar cuáles son sus talentos. Si este es tu caso, piensa en cosas sencillas, en esas cosas que haces sin darte cuenta y que no te suponen ningún esfuerzo. Probablemente, tú no las consideras talento porque para ti son lo más normal del mundo. Esta es la verdadera esencia de tu talento, observa aquello que se te da con tanta naturalidad que no le haces ni caso, justo eso es tu talento natural!

Seguro que tus compañeros te piden siempre las mismas cosas, ¿qué es lo que te piden a menudo que hagas?

 TU VALOR

Por lo que te pueden pagar. Serendipia.

¿Has pensado alguna vez que algunas de las mejores cosas que te han pasado en la vida han sido por casualidad o accidente?

En el mundo de la ciencia es bien sabido que muchos grandes descubrimientos se han realizado por accidente y no por planificación. Eso es la serendipia.

Y te preguntarás, ¿qué tiene que ver esto con mi valor? Pues tiene que ver, porque a menudo, no nos valoramos, nos encasillamos en lo conocido y pensamos que sólo nos van a pagar por aquello que conocemos y nosotros mismos nos cerramos las puertas a nuevas oportunidades.

Por lo tanto, abre la puerta a lo inesperado. Practica la serendipia, sal de tu zona de confort, habla con alguien que no conoces, envía un mensaje a alguien, aunque pienses que no te va a contestar, habla con un compañero con el que normalmente no hablas, ofrécele ayuda a alguien desinteresadamente, haz algo que antes no habías hecho.

Y vuélvete a preguntar, ¿cuántas de las cosas que han pasado en tu vida han sido por casualidad o accidentales?

TU SERVICIO

 Lo que el mundo necesita, KYUDO.

Puedes cerrar el círculo con esta parte, tu servicio, tu profesión, tu vocación. Cuando te has replanteado los círculos y ejercicios de arriba, ¿cómo crees que lo podrías transformar en servicio?, ¿qué le puedes ofrecer al mundo que ya llevas dentro? Quizá es lo que ya estás haciendo ahora o te lo vas a replantear.

El Kyudo es una palabra japonesa y es el tiro con arco. En Japón, lo definen como una práctica para ejercitar el alma ya que integra cuerpo, mente y espíritu. Se trata también de una práctica Zen donde aprendemos a ser pacientes, constantes, humildes y flexibles.

Esta práctica enseña que lo más importante no es la diana exterior, sino lo que hay dentro del arquero.

Tú eres el arquero y tú tienes tu parte de responsabilidad. Tú decides qué servicio quieres prestar y cómo lo quieres hacer. A menudo cargamos la culpa al trabajo, al jefe, a la empresa, a los compañeros, pero ¿y tú? ¿qué parte de responsabilidad tienes tú? ¿qué podrías hacer para mejorar la situación? ¿qué cambios mentales puedes realizar para que la situación no se repita o no te afecte?

Para finalizar, me gustaría recordar que la energía sigue al pensamiento. Aquello en lo que nos focalizamos es lo que vamos a atraer.

Piensa en una situación de hoy que no querías: ¿has estado pensando en que no querías que tal persona te llamara? Y ¿te ha llamado?

¿Has pensado en que seguramente tal cliente no te pagaría? ¿y te ha pagado?

Plantéate cuánta energía y tiempo le dedicas a las cosas que no quieres, y cuánto a las cosas que sí quieres que pasen.

Pensar en lo que SÍ quieres es tu propósito; vívelo, agradece lo que hoy SÍ tienes.

¿Qué pasión, qué talento, qué valor y qué servicio estás viviendo HOY?

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